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Revista Kosmos


Revista Kosmos

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[ Kosmos - 8 ]

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Educaci�n Integral

Una Gu�a para Acad�micos Perplejos
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Lynne Feldman

Por Lynne Feldman*�

�En tiempos de cambio, los aprendices heredan la Tierra,

mientras que los doctos se hallan magn�ficamente equipados

para v�rselas con un mundo que ya no existe�.

������������������������������������������������������������������������������������������������������� Eric Hoffer
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Verdaderamente estamos en un tiempo de cambios y en un inicio hist�rico. Tenemos acceso a todas las culturas del mundo y todo el conocimiento humano est� disponible para nuestro estudio(1). �Qu� prometedor y f�rtil ambiente para los estudios post-secundarios! �Qu� afortunados son los estudiantes y profesores que est�n buscando la experiencia, la sabidur�a y los modelos del pasado para estructurarse a s� mismos y hacer su contribuci�n a las futuras generaciones!� Los computadores proliferan, llevando el conocimiento a la mayor parte del planeta y la globalizaci�n aviva el deseo de acceder a ese conocimiento.� Sin duda alguna, las universidades del futuro proliferar�n en este rico ambiente.

Y a�n as� los libros, art�culos e informes de los grandes centros de aprendizaje de nuestra civilizaci�n no indican la sensaci�n de haber satisfecho el anhelo de conocimiento de la humanidad.� Por el contrario, en este momento extraordinario encontramos las quejas e irritaci�n de los participantes y l�deres educativos, las cuales denotan m�s un sentimiento de deficiencia que de necesidades finalmente satisfechas.

El informe de la Comisi�n sobre el Futuro de la Educaci�n Superior de los Estados Unidos (US Commission on the Future of Higher Education) refleja una imagen del declive educativo estadounidense. Un integrante observ�: �La comisi�n se pronunci� enf�ticamente en torno a la idea de que no podemos continuar llevando a cabo la educaci�n superior en la forma como lo hemos venido haciendo� (2).

Mary S. Alexander observa que cuando ocup� su primer trabajo en la ense�anza, estaba ��impactada al descubrir que nuestros nuevos estudiantes no est�n interesados en las ideas, sino en los trabajos que esperan conseguir como resultado de soportar nuestros cursos... �Descubrimos que la educaci�n actual se centra en aumentar el n�mero de alumnos matriculados y justificar los costos. O para ser m�s directa, de buscar la satisfacci�n del cliente� Anteriormente los programas de estudio se basaban en las ideas generales y en listados bibliogr�ficos, mientras que ahora son contratos de conocimientos por entregar.� Eso es lo opuesto a la cultura de una escuela de graduaci�n.� Es lo opuesto a lo que imagin� que ser�a mi vida como profesora� (3).

Nada menos que el anterior decano de Harvard College, Harry R. Lewis, escribi� un resumen pesimista sobre el orgullo de la academia estadounidense en �Excellence Without A Soul: How a Great University Forgot Education� (Excelencia sin Alma: C�mo una gran universidad olvid� la educaci�n).

Investigaciones sobre la juventud occidental en edad universitaria, indican que est�n manifestando altos niveles de depresi�n, des�rdenes alimenticios y otras formas de trastorno mental (4).�Los adolescentes y j�venes adultos australianos que respondieron a las preguntas de los investigadores expresaron sentimientos de p�rdida de significado y de esperanza en el futuro(5).

�Por qu� no somos aprendices?� Con los computadores proliferando en todo el mundo, �por qu� la tecnolog�a en la academia no nos ha llevado a una edad de oro que rivalizara con los tiempos de Plat�n y Arist�teles?� �Por qu� se cierne una sombra sobre las universidades modernas y sobre quienes ense�an y asisten a ellas?� Realmente, �cu�l es el futuro de la universidad si su estado actual es de enfermedad?

�S�lo tengo una l�mpara que gu�a mis pasos y es la l�mpara de la experiencia.� No conozco otra manera de juzgar el futuro, sino a partir del pasado�.
���������������������������������������������������������������������������������������������������������������
Edward Gibbon

La �l�mpara de la experiencia� puede iluminar, pero, sin un mapa, nos encontramos con un dilema sobre qu� es lo que realmente estamos viendo.� Somos afortunados de poseer, en este momento cr�tico, el mapa orientador de Ken Wilber, conocido como el AQAL, o todos los cuadrantes, todos los niveles, l�neas, estados y tipos (6).� Este enfoque, recogido de la sabidur�a del mundo, es un mapa integral, que nos permite clasificar la abundancia de conocimiento que poseemos en este momento y, lo m�s importante, hacer uso de este conocimiento a trav�s de las culturas y dominios que ordinariamente se perciben entre s� como entidades ajenas.

En pocas palabras, el Mapa o Modelo Integral se basa en cinco categor�as de perspectivas, o dimensiones de la realidad: cuatro cuadrantes (individual interior, individual exterior, colectivo interior y colectivo exterior); estados de conciencia (tales como despertar, so�ar y dormir profundamente); etapas o niveles de desarrollo individual y cultural; inteligencias m�ltiples; y tipos (como masculino y femenino).� Cuando tomamos este mapa como punto de referencia, podemos estar seguros de que nuestra l�mpara de la experiencia alumbrar� todos los aspectos de la existencia humana y estaremos en mejor posici�n para extrapolar y tener una visi�n de las universidades del futuro.

Los acad�micos son conscientes de que ha habido un crecimiento y desarrollo, o simplemente una evoluci�n en el desarrollo del conocimiento.� En su segmento m�s desarrollado, la humanidad ha avanzado desde las culturas o formas de ver el mundo premodernas/precient�ficas/prerracionales �a trav�s de las cuales captamos la realidad� hasta la visi�n moderna/Iluminada/racional/cient�fica, una visi�n postmoderna del mundo.� Es como si este segmento de la humanidad hubiese ascendido a la monta�a, pudiendo ver una mayor �rea de terreno a lo largo de su ascenso y captando panoramas sensiblemente m�s amplios.� Pero as� como el ni�o debe surgir antes que el adolescente y el adulto, encontramos que algunas instituciones acad�micas en otras culturas pueden mantener visiones pre-cient�ficas del mundo pese a usar la tecnolog�a de los computadores y los artefactos culturales occidentales.

Similarmente, cuando analizamos los informes globales de las instituciones de educaci�n superior y luego intentamos extrapolar el futuro de las universidades, necesitamos interpretar antes nuestros hallazgos en el contexto en d�nde se ubican estas instituciones en la ladera de nuestra monta�a.� Contemplar la idea de que la proliferaci�n de los computadores en la academia tendr� un efecto singular es semejante a asumir que una ola que se avecina golpear� al surfista con el mismo impacto que al observador en la cima de la colina.� Los computadores port�tiles suministrados en Cambridge tendr�n en ellos un impacto muy diferente al de los habitantes de Madr�s.� Las causas del descorazonamiento en las naciones que est�n en transici�n de la industrializaci�n hacia la econom�a del conocimiento difieren de las de las naciones que todav�a tienen que realizar la transici�n hacia las econom�as del conocimiento.� Las naciones en transici�n ser�n afectadas por los mismos problemas que los que enfrentan las escuelas de Occidente, pero estar�n libres de otros.

Estos niveles variables de desarrollo intelectual y cultural tienen un impacto en la ampliamente difundida creencia de que la educaci�n superior universal protege los derechos humanos.� En especial en las culturas premodernas, la educaci�n superior que suministran las escuelas patrocinadas por el gobierno, con frecuencia es un pretexto para el adoctrinamiento de creencias religiosas y pol�ticas en los j�venes.� Las sociedades premodernas funcionan en un nivel similar a trav�s de los Cuatro Cuadrantes, con su nivel moral en lo egoc�ntrico, y su atenci�n restringida a las bases del conocimiento pre-racional, lo que entreteje su entendimiento cient�fico y religioso.

Para las universidades occidentales de hace trescientos a�os fue crucial diferenciar entre ciencia y religi�n de modo que la interpretaci�n de una realidad externa objetiva no ocasionara la p�rdida de la vida por ir contra alguna herej�a religiosa.� Esto introdujo en la era moderna una base moral convencional y etnoc�ntrica que prestara atenci�n a la tribu, clan o naci�n.� A pesar de su acceso a las influencias globales o tecnolog�as modernas, las universidades dentro de las culturas convencionales restringir�n el acceso a todo lo que no sean datos �aceptables�.

La visi�n cultural postmoderna del mundo ha reconsiderado muchos de estos abusos y, de este modo, ha contribuido a la evoluci�n de nuestras universidades retando las metanarrativas y los mitos dados.� Su moralidad incluye a todo el mundo, y tienen una honda preocupaci�n por los marginados dentro de sus sociedades. Pero su demolici�n del mundo moderno ha disminuido el fuego que encend�a la educaci�n a trav�s de los tiempos y nos ha dejado la hojarasca, los fragmentos de la sabidur�a mundial colectiva, finamente desmenuzados y esparcidos, abandonados en un mont�n disperso que confunde a aprendices y a conocedores.

Afortunadamente podemos detectar una altura a�n superior desde donde se puede evaluar el pasado y guiar el futuro: una visi�n integral.� Quienes contemplan esta visi�n desde las m�s altas cumbres podr�n pronosticar mejor la trayectoria de la evoluci�n de las universidades y de esta manera ser m�s efectivos para evitar los peligros y fomentar un desarrollo sano. La visi�n integral del mundo trasciende e incluye todo lo que la humanidad tiene para ofrecer y es Kosmoc�ntrica en su orientaci�n moral.

Desde esta altura a�n superior, quienes hayan atravesado las primeras etapas o niveles poseen una mayor claridad para considerar a la universidad, vi�ndola ahora no como una instituci�n discreta, singular y atomista sino como parte integral inextricablemente entretejida dentro de su sistema cultural y socioecon�mico.� Como todas las partes integrales se pueden analizar en virtud de su naturaleza interior/exterior e individual/colectiva, y como cada una se puede ver desde su propia perspectiva interna y externa, logramos ocho �perspectivas primordiales� para evaluar el sistema universitario. Es m�s, cada perspectiva viene con una metodolog�a acad�micamente respetada por medio de la cual esto se puede estudiar.

Para dar un ejemplo, el �Yo� singular subjetivo se puede ver desde adentro por medio de la fenomenolog�a o desde afuera por el estructuralismo.� Los estudios intersubjetivos plurales del �Nosotros� se pueden evaluar internamente por medio de la hermen�utica y desde el exterior por la etnometodolog�a.� El exterior singular del �ello� se puede entender� a trav�s de medios interiores como la autopoiesis (ciencia cognoscitiva, para nuestros prop�sitos), mientras que su exterior se puede evaluar por estudios emp�ricos como la neurofisiolog�a.� Finalmente, el interobjetivo plural� �Su(s)� tiene un medio interior de estudio por la autopoiesis social y un estudio exterior por la teor�a de sistemas.� De este modo, el mapa AQAL nos suministra una altura superior y una perspectiva que, cuando se detalla, nos da ocho perspectivas primordiales por medio de las cuales se puede evaluar a cualquier universidad dentro de cualquier cultura o era, situ�ndola en cierto sentido dentro de su �lugar�.� (Para una consulta m�s completa del mapa AQAL, ver http://www.kenwilber.com/professional/writings/index.html).� Limitar el estudio del futuro de las universidades a la teor�a de sistemas o a otras perspectivas interobjetivas plurales es cometer una injusticia con el tema y limitar burdamente cualquier entendimiento potencial al nivel m�s superficial.

Para regresar a nuestra pregunta central de por qu� no vemos el nacimiento de una edad de oro de aprendices y aprendizaje, necesitamos abordar la otra pregunta clave sobre qu� tarea ha sido encomendada a las universidades.

Hablando en sentido amplio, las universidades existen para transmitir la cultura, los valores y las lecciones del pasado a la actual generaci�n, y para preparar a los adultos j�venes para el mundo en el cual vivir�n7. En las culturas modernas vemos que las universidades existen para transmitir �lo dado�, �la �nica palabra verdadera�, para adoctrinar a sus j�venes.� Las universidades postmodernas niegan las metanarrativas que dan sustancia y significado a sus aprendices (que existe una �verdad�, tal como la presenta una autoridad superior) y abraza lo que alguna vez fue marginado.� Pero al mismo tiempo, dejan a sus �aprendices� putativos con una honda desconfianza, en una vasta tierra est�ril donde nada puede elevarse por encima de nada, y no se atreven a hacer juicios sobre la �verdad� ofrecida.

Sabemos que los cambios en el exterior colectivo, tales como la globalizaci�n, la explosi�n de la informaci�n cient�fica y el surgimiento de los computadores en la educaci�n, se pueden estudiar utilizando la teor�a de sistemas (el exterior de �Su(s)� en lo interobjetivo plural) o la autopoiesis social (el interior de �Su(s)�.� Partiendo de estas metodolog�as se hace evidente que el conocimiento y el capital humano se est�n volviendo tan importantes como las plantas industriales; que el volumen del nuevo conocimiento est� creciendo exponencialmente y que el determinismo tecnol�gico constituye la respuesta sensible para lograr nuestro doble objetivo.

Pero no nos anticipemos. Hay algunos aspectos m�s que no debemos ignorar: m�s direcciones, espacios mundiales, lugares para habitar.� Esto no es �todo lo que existe� cuando miramos a nuestras universidades.� Por cada perspectiva que adopten el educador, el estudiante o el administrador Integral, existe una �acci�n, precepto o conjunto de acciones concretas en una zona del mundo real.� Cada precepto pone de manifiesto o revela los fen�menos que se captan a trav�s de las diversas perspectivas.� No es que las perspectivas sean primero y las acciones y preceptos vengan despu�s; ellas co-surgen simult�neamente o mejor tetra-surgen� (8).

Habiendo reemplazado as� las percepciones de la realidad con perspectivas, y captando el hecho de que uno tiene una perspectiva previa antes de tener una percepci�n, a trav�s de la metodolog�a del AQAL somos invitados a presenciar una apertura para una postmetaf�sica Integral.� Expresado en t�rminos simples, ahora habr� lugar para aquello que ha sido proscrito por la academia durante largo tiempo: la consideraci�n y el respeto por el �Yo� subjetivo y el intersubjetivo �Nosotros� que veremos a trav�s de la escala ascendente de las etapas del desarrollo tales como egoc�ntrica, etnoc�ntrica y mundoc�ntrica.

Ya no nos podemos enga�ar pensando que si captamos una peque�a parte de la verdad de la realidad, hemos logrado captarlo todo.� Hacer esto ser�a enga�arnos, ignorar la complejidad y la riqueza intr�nseca de nuestra experiencia y del horizonte de la evoluci�n. No estamos mejor situados en el limbo postmoderno, el cual afirma que no exista una verdad o una realidad aparte de nuestras propias construcciones. Cuando comprendemos que las Ocho Perspectivas Primordiales tetra-surgen a trav�s de un precepto o acci�n, podemos entender que nuestras acciones intencionales en realidad tienen consecuencias discernibles.� Eso no implica, sin embargo, que debamos abrazar la poderosa manipulaci�n del conocimiento o los medios por los cuales se entrega el conocimiento.� Forzar el empleo de la educaci�n mediada por el computador para entregar el conocimiento cient�fico a todos no conducir� a elevar el nivel de cada uno.� Al ignorar los otros aspectos de nuestro mapa AQAL, estaremos creando un tsunami que cegar� a muchos.

Este �cuadrante absolutista�, o m�s bien, la creencia exagerada y el apoyo exclusivo en el �Su� externo (Cuadrante Derecho Inferior) es una parte, una peque�a parte de lo que podemos evitar cuando buscamos respuestas para los retos que surgen de la globalizaci�n y la tecnolog�a.� La atenci�n exclusiva al �Yo� interior (Cuadrante Superior Izquierdo), tampoco es una respuesta.� Recientemente se ha manifestado en muchas partes de la academia como el ego�smo del �Yo� autocentrado (�nadie me va a decir qu� hacer�) que encaja bien con la creencia de que el prop�sito de la educaci�n era permitir al individuo asegurar los beneficios materiales de la sociedad representados por la celebraci�n de la cultura del materialismo econ�mico �que se encuentra en el �Su� exterior colectivo (Cuadrante Derecho Inferior).

Harry Lewis nos dice con tristeza que: �las universidades carecen de la confianza de saber qu� est�n haciendo� Desde el principio, la ciencia y la globalizaci�n dirigieron la revisi�n [de los cambios curriculares]� Esta superimposici�n de las motivaciones econ�micas sobre los temas de la torre de marfil ha privado a la universidad del gran sentido de su prop�sito educativo o de una conexi�n con sus principales partes constituyentes� La relaci�n del estudiante con la universidad cada vez se asemeja m�s a la del consumidor con el vendedor de costosos bienes y servicios� (9) Lewis lamenta luego el hecho de que los instructores ya no saben qu� ense�ar, por qu� ense�arlo, c�mo calificarlo, o ni siquiera porqu� proceden en la forma como lo hacen.

Pero cuando encendemos nuestra l�mpara en un campo despejado, estas cr�ticas a la academia postmoderna toman una creciente perspectiva vibrante desde lo interno subjetivo e intersubjetivo del �Yo� y del �Nosotros�.� No podemos ignorar la observaci�n de Vartan Gregorian: �La humanidad siempre ha anhelado el significado y el sentido de totalidad, y cuando las personas no tienen la capacidad o el conocimiento para separar los hechos de la ficci�n, para cuestionar profundamente, para integrar el conocimiento o ver la coherencia y el significado en la vida, sienten un perturbador y profundo vac�o en el centro de sus vidas� (10).

En la contemplaci�n, en la absorci�n meditativa, en la plegaria concentrada, en la danza de �xtasis y en el yoga, siempre ha estado presente la visi�n interna.� Vemos el clamor para que se les honre tanto en las tradiciones religiosas occidentales como orientales, pero la academia postmoderna es cautelosa para abrirles la puerta por temor a que constituyan un tipo �equivocado� de conocimiento interno, o porque no se pueden medir como s� lo hacen las formas singulares y plurales objetivas del conocimiento.� La espiritualidad y religi�n premoderna, moderna e incluso postmoderna realmente pueden sacudir la barca acad�mica con suficiente fuerza para volcarla.� Una pr�ctica interna subjetiva o intersubjetiva que no funcione en forma correcta dentro de su totalidad/parcialidad puede presentar de hecho un peligro real.

�Qu� podemos hacer entonces ahora que entendemos que los interiores y exteriores del individuo y de la colectividad se deben incluir con el funcionamiento total/parcial de nuestras universidades del presente y del futuro? Quienes trabajan presentando la �direcci�n� m�s saludable para s� mismos individualmente podr�n contribuir al funcionamiento m�s saludable de sus instituciones, bien sea que estas universidades existan en el futuro como edificios de bloques y cemento o como universidades abiertas que entregan la informaci�n por medio de los computadores.� Los individuos que personifican una conciencia Integral comprenden que su funcionamiento saludable es esencial para el bien de la totalidad y tambi�n ser�n concientes de los �otros�, dentro y fuera de su universidad, que est�n en esa monta�a con ellos.

El 70% de la poblaci�n mundial est� en un nivel etnoc�ntrico o de �altitud� inferior, lo que significa que las universidades en esas culturas o que operan para esas demograf�as estar�n muy por debajo del otro 30% en cuanto a su capacidad para construir significado.� Bien sea que tengan clases virtuales o chips de computador implantados en sus cortezas cerebrales, sus perspectivas se ver�n truncadas para manifestar la �verdad una� y por exclusi�n de aquellos a quienes perciben como los �otros�.� Para empeorar las cosas, los niveles de conciencia representados en el 70% y el otro 30% no pueden convivir juntos sin chocar gravemente.� Es m�s, los m�todos tecnol�gicos de destrucci�n est�n igualmente disponibles para quienes desean lo malo para el resto de nosotros.

Pero lo que Wilber denomina �la correa transportadora� del desarrollo humano parece ser una ley inmutable (11). �Cuando se satisfacen las necesidades b�sicas y los impulsos de los individuos y las sociedades, entonces escalan la monta�a hasta una mayor altura y funcionan en una forma m�s compasiva e inclusiva.� Algunas partes del 70% cruzar�n desde lo etnoc�ntrico hasta lo mundoc�ntrico, y quienes est�n en lo mundoc�ntrico podr�n hacer la transici�n hacia lo Integral.� De esta manera podemos predecir la llegada de la onda Integral en la pr�xima d�cada.

Y as�, tengo el destello de una respuesta para Excellence Without a Soul (Excelencia sin Alma) de Lewis, y de otros que miran en las brumas del futuro buscando detectar la forma que tendr�n las universidades del ma�ana.

Prep�rense para el nosotros.� Permita que el nosotros cene con los alimentos m�s finos, fortificantes y dadores de sentido para nutrirnos espiritual, relacional y tecnol�gicamente.� Escuchen la sabidur�a de nuestros ancestros y de nuestros genios actuales que saben que somos una especie que construye significados, que buscamos la Esencia Una porque intuimos que se puede experimentar.� No eludan esta tarea al configurar las universidades futuras, porque todo �buen conocimiento� consta de tres hilos: una formulaci�n o precepto (�si usted quiere saber esto, haga eso�), una experiencia (la informaci�n o percepci�n lograda al seguir la formulaci�n), y una confirmaci�n o rechazo consensuado de quienes han completado los dos primeros hilos (12).

Con esto y con el modelo AQAL en su conciencia, usted podr� reclamar su misi�n, decidir en qu� curr�culo comprometerse y sentir el fuego de la inspiraci�n, y tomar decisiones m�s sabias para sus pr�ximos pasos.� Mire al nosotros ascender a la monta�a, proporcione al nosotros los mejores medios para cruzar esas etapas, fomente la entrante Onda Integral de aprendices desde la m�xima y m�s saludable altitud que pueda manejar individual y colectivamente; y sean bienvenidos todos los que han alcanzado esa cima con alegr�a.

�(1) Ken Wilber, Espiritualidad Integral
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(2) Robert W. Mendenhall, citado en Cr�nica de la Educaci�n Superior
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(3) Mary S. Alexander, Idem.
�(4) Bashir y Bennett citado en ��Educaci�n para Todos o Educaci�n para la Sabidur�a?� Jennifer Gidley, ���������������� www.metafuture.org
�(5) Eckersley and Gidley, Idem
�(6) Ver www.kenwilber.com/professional/writings/index.html
�(7) Andrew Molnar, �Computadores en la Educaci�n: Una Breve Historia�, www.thejournal.com Junio, 1997.
�(8) Wilber, op cit.
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(9) �Harry Lewis, Excelencia sin Alma:� Como una Gran Universidad Olvid� la Educaci�n
(10) Vartan Gregorian, Cr�nica de la Educaci�n Superior
(11) �Wilber, op.cit.
(12) Wilber, op.cit.

* Lynne D. Feldman es Vicecanciller de Integral University, Directora de Integral Education Center y cofundadora de www.integral-ed.org/forum.Se gradu� en educaci�n en Tulane University y ense�� en colegios de secundaria materias como Gobierno e Historia. Luego se gradu� en Derecho P�blico y Gobierno en Columbia University.�En el campo jur�dico obtuvo el Premio Estadounidense a la Jurisprudencia (Am Jur Prize).�Ha recibido adem�s numerosos reconocimientos por su activismo para hacer que los estudiantes se interesen en los procesos democr�ticos.�El Gobernador de New Jersey la nombr� como integrante de la Comisi�n de la Educaci�n.

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