La salvaguarda del alma, despu�s que ha dejado su cuerpo f�sico,
no corresponde a los seres humanos, a sus deudos, amigos y
parientes,
sino que corresponde a la actividad de aquellas Entidades
d�vicas que llamamos
Los �ngeles de la Luz Resplandeciente.
�
Una Experiencia Post‑Morte
m
�
El contacto consciente con personas fallecidas es tambi�n una
experiencia ps�quica que tuve que realizar para integrar el mecanismo de
mis percepciones astrales.
�
Un se�or amigo de la familia dej� el cuerpo despu�s de un proceso
cardiovascular muy r�pido. Que yo sepa no ten�a conocimiento alguno
acerca de que exist�a una vida despu�s de la muerte, pues cuando �bamos
a su casa y coment�bamos con sus familiares algunos de estos temas
ocultos o ps�quicos, sol�a marcharse pretextando alg�n quehacer fuera
de la casa.
�
Despu�s del entierro estuvimos solos con su viuda e hijas hablando
naturalmente de �l y tal como suele suceder en estos casos, resalt�bamos
sus virtudes y ocult�bamos piadosamente sus defectos. Durante el curso
de esta conversaci�n tuve la sensaci�n de que �l estaba all�
escuch�ndonos e iba de un lado a otro intentando hacerse o�r. Como Uds.
seguramente sabr�n, hay un per�odo de tiempo despu�s de la muerte
f�sica en el que el alma de la persona es totalmente inconsciente de su
estado. Ve y oye cuanto sucede a su alrededor por cuanto subsiste
todav�a la conciencia et�rica, pero no acaba de comprender el hecho de
que nadie le vea ni nadie le oiga y en tal angustioso estado solicita
desesperadamente comprensi�n y ayuda. Consciente de esta circunstancia
le llam� afectuosamente por su nombre de pila y le rogu� que me
escuchase. Pareci� o�rme por cuanto sent� inmediatamente su presencia a
mi lado. La proximidad de una persona desencarnada siempre resulta
deprimente cuando se trata
�como en aquel caso�
de alguien de los que
solemos llamar de tipo corriente, sin estudios esot�ricos e inclinados
m�s bien a la vida f�cil y sin complicaciones mentales, pues no acaban
de darse cuenta de su situaci�n astral y frecuentemente se irritan
cuando ven que nadie les hace caso. Consciente de tal estado de
conciencia estuve dialogando mentalmente con aquel se�or, explic�ndole
la realidad de su estado y lo que deb�a hacer para adquirir cuanto m�s
pronto la comprensi�n del nuevo nivel en el que ahora estaba
funcionando, tan distinto del anterior. Pareci� darse cuenta de alguna
manera de lo que estaba intentando decirle, pues de improviso
desapareci� y ya no volv� a verle durante el tiempo que permanecimos en
la casa.
�
Sin embargo, aquella noche so�� que encontraba a este se�or paseando
meditabundo por alg�n remoto lugar del plano astral. Iba con el mismo
traje azul marino a rayas con el cual hab�a sido enterrado y, tal como
digo, parec�a absorto en sus pensamientos. Le llam� nuevamente por su
nombre e inmediatamente lo tuve cerca de m�. Inici� nuevamente la
conversaci�n de la tarde anterior en su domicilio, pareciendo
comprenderme mucho m�s f�cilmente. Estuve habl�ndole un buen rato
explic�ndole todo cuanto yo sab�a acerca del estado post‑morten, de
acuerdo con mis estudios esot�ricos, hasta que finalmente le dej�. La
impresi�n que me dej� aquel
"sue�o" era de una clara y positiva
realidad, dej�ndome la sensaci�n de que mis palabras surtir�an unos
efectos muy positivos.
�
Unos cinco o seis d�as despu�s tuve otro "sue�o". Esta vez era �l,
nuestro amigo, quien al parecer ya me estaba esperando y se acercaba a
m� sonriente y con el semblante radiante de satisfacci�n. Me abraz�
afectuosamente y me dio las gracias por cuanto por �l hab�a hecho,
dici�ndome luego que se desped�a de m� pues junto con otros amigos a los
que hab�a conocido y que se hallaban en el mismo caso que �l, deb�a
emprender un viaje durante el cual �seg�n afirm�
�
deber�a aprender
muchas m�s cosas de las que yo
le hab�a explicado. Su semblante irradiaba
gozo y entusiasmo y yo me sent�a tambi�n muy contento al ver que en un
plazo tan corto de tiempo hab�a logrado adquirir la conciencia astral y
el pleno reconocimiento de su estado.
�
Jam�s volv� a "so�ar" con �l, pero dej� en mi conciencia la agradable
sensaci�n de un servicio realizado.
�
�
Mi Amigo
Lu�s
�
La
experiencia que voy a relatarles ahora es de otro tipo, aunque todas sus
incidencias tengan car�cter astral, pues du�rante el curso de la misma
fui consciente de la presencia de unas luminosas entidades del Reino
d�vico, actuando defini�damente sobre el cuerpo f�sico de una persona
moribunda. En el caso que nos ocupa se trataba del se�or Lu�s Lorenzana,
secretario general de la Sociedad Teos�fica espa�ola, con el cual nos
un�a una gran amistad.
�
Hac�a d�as
que se hallaba postrado en la cama y el m�dico no daba esperanza alguna
de salvaci�n. Leonor y yo hab�a�mos decidido acompa�ar a su esposa, la
se�ora Pepita Maynad� �muy conocida en los ambientes teos�ficos y
esot�ricos por sus libros, poes�as y trabajos art�sticos
�, en tanto
durase aquel amargo trance y ayudarla a soportar m�s f�cilmente aquel
estado de cosas. Yo, particularmente, hab�a decidido estar al lado de
Lu�s por las noches a fin de que Pepita y Leonor descansasen. Me sentaba
a su lado y estaba atento por si necesitaba alguna cosa. La mayor parte
de las dos noches que pas� con Lu�s, �ste se las pas� bendiciendo a la
humanidad, elevando los brazos y pronunciando palabras que yo no
comprend�a... De vez en cuando se paraba y me miraba como pregunt�ndose
�qui�n es �ste? Hab�a perdido por completo la noci�n corriente de las
cosas y no se acorda�ba de nada. Despu�s continuaba bendiciendo y
pronuncian�do una especie de oraci�n o letan�a.
�
�
La �ltima
noche que estuve al lado de Luis fui testigo de una experiencia ps�quica
muy interesante, ya que me permiti� observar detenidamente un cuadro
astral que nunca podr� olvidar y que obedec�a, sin duda, a ciertas
reglas post
�morten k�rmicamente establecidas. Aparentemente, yo me
hab�a dormido. Sin embargo, ve�a el cuerpo de Luis tendido en la cama y
en aquellos momentos parec�a descansar profundamente. De pronto la
habitaci�n pareci� ensanchar�se extraordinariamente y vi a Luis, el
aut�ntico Luis, flotan�do por encima de su cuerpo y conversando
amigablemente con dos personas las cuales, al parecer, lo estaban
aguardando. Al lado del cuerpo
postrado en la cama hab�a dos Devas
cuyas auras magn�ticas eran totalmente blancas e intensamente
brillantes... De pronto mi mirada se cruz� con una de las personas que
conversaban con Luis y la reconoc�. Se trataba del se�or J. Casajuana,
un antiguo miembro de la Sociedad Teos�fica fallecido hac�a ya varios
a�os. Me sonri� muy afectuosamente y me hizo una se�a indic�ndome que Luis estaba a punto de dejar el cuerpo y que ya pose�a conciencia
astral, por lo cual no deb�a preocuparme. La otra persona, de acusadas
facciones orientales, se hab�a percatado tambi�n de que yo estaba
observ�ndoles y me salud� sonriente. Me era completamente desconocido,
pero por el respeto que aun en aquel trance le estaban demostrando tanto
Luis como el se�or Casajuana, coleg� que aquella persona deber�a ser un
alma muy evolucionada y ocupando alg�n elevado cargo jer�rquico dentro
de la Sociedad Teos�fica, en cuyos am�bientes siempre se hab�an movido
mis dos amigos. Continu� observando con creciente inter�s aquel cuadro
astral y de pronto mi atenci�n se desvi� hacia
los dos luminosos Devas que se
hallaban al lado del cuerpo de Luis, uno a su costado derecho y otro al
izquierdo. Estaban absortos, como si esperasen una se�al, hasta que de
pronto obedeciendo alguna indicaci�n proveniente de niveles superiores
al de mis percepciones, tiraron del "hilo plateado", llamado
esot�ricamente "Sutratma", que une el veh�culo et�rico al cuerpo��denso
y dejaron a Luis completamente libre en el nivel astral desde donde yo
estaba siguiendo atentamente aquel ins�lito proceso. T�cnicamente Luis
hab�a fallecido. Desaparecieron entonces del campo de mi visi�n
los dos Devas y las personas, que
ya en aquellos momentos eran muchas m�s, que estaban aguardando a Luis y
vi a �ste completamente solo en medio de la habitaci�n. Ahora se hallaba
frente a m�, me hablaba y, al parecer, estaba agradeci�ndome cuanto
hab�a hecho por �l. Me despert� de improviso y vi de nuevo el cuerpo de
Luis en la cama. Me acerqu� a �l, le tom� el pulso y me di cuenta de que
todav�a estaba lati�ndole el coraz�n. Hablaba en forma incoherente y
tenia los ojos semiabiertos.
�
Luis dej�
su cuerpo por la ma�ana, antes del mediod�a. Yo hab�a permanecido junto
a �l todo el tiempo y en un momen�to determinado le hab�a pronunciado
algunos mantrams de liberaci�n... Su muerte fue tranquila y dulce, pero
hab�a perdido totalmente la conciencia de su estado desde la noche
anterior, coincidiendo quiz�s con la actividad de los devas que le
hab�an desembarazado de su cuerpo f�sico. As�, la apariencia de vida
era provocada sin duda por la actividad del elemental constructor del
cuerpo f�sico, que a�n despu�s de haber sido despose�do del veh�culo et�rico continuaba durante cierto tiempo aferrado al veh�culo que �l
hab�a construido y del cual no quer�a separarse. Pero, la muerte real
del cuerpo no tardar�a mucho tiempo en ser efectiva y el elemental
constructor deber�a iniciar entonces la tarea c�smica de
desintegraci�n de todos y cada uno de los elementos moleculares y
at�micos que hab�an constituido la estructura f�sica del cuerpo de Luis.
�
Es muy
interesante la experiencia ps�quica que acabo de narrarles, ya que era
la primera vez que lograba percibir con todo lujo de detalles la parte
oculta del fallecimiento de un ser��humano. En las muertes de mi padre y
de una hermana en las que estuve presente, lo �nico que experiment� fue
una tre�menda sensaci�n de paz y la convicci�n esot�rica de que unas
almas se hab�an liberado. El caso de mi amigo, el se�or Luis Lorenzana,
fue muy especial, habida cuenta de que en el mismo incid�a el hecho de
que �l era te�sofo de toda la vida y seguramente estaba afiliado a alg�n
Ashrama. Sab�a pues perfectamente todo cuanto se refer�a al fen�meno de
la muerte. As�, ajeno por completo a su cuerpo, ya anticipadamente
estaba conversando en los niveles astrales con amigos ante�riormente
fallecidos, los cuales le estar�an indicando sin duda algunos detalles
con referencia al proceso de liberaci�n corporal que estaba a punto de
realizarse.
�
De acuerdo con las leyes de la analog�a, podr�amos asegurar que hay dos
hechos principales relacionados con el fen�meno de la muerte. Primero,
la actividad de unos luminosos devas,
llamados esot�ricamente "�ngeles de la
Luz", cuya misi�n es �segar el hilo de la vida" que une las
almas a los cuerpos, en todos los niveles de la vida humana. Segundo, la
presencia alrededor del cuerpo que va a ser abandonado y en el nivel
astral de personas fallecidas ante�riormente, enlazadas k�rmicamente con
el alma que va a desencarnar, las cuales le dan la bienvenida a aquel
nuevo estado de conciencia... La muerte, en todo caso y tal como me ha
sido posible observarla, no es tan mala como la gente supone; muy al
contrario, yo dir�a incluso que resulta alta�mente agradable por los
bell�simos aspectos espirituales de que viene revestida.
Los �ngeles de la Luz que te
asisten y acompa�an hacia superiores niveles de conciencia, los seres
queridos que vienen a darte la cordial bienvenida a aquel nuevo estado
de ser, la sensaci�n indefinible de libertad que experimenta el alma
liberada de la pesadez gravitatoria del cuerpo, etc., son aspectos
substanciales asociados al fen�meno�de la muerte, que no es la
aniquilaci�n del yo, sino el renacer en el seno de una nueva y m�s
abundante vida.
La comprensi�n de la muerte por
parte de la mente eliminar� el terror a la muerte. Experiencia de
Vicente Beltr�n Anglada de lo que sucede exactamente en el momento de la
muerte. Los �ngeles de la Luz Resplandeciente, �ngeles de la Muerte.
Corte del cord�n de plata. Amigos y familiares muertos vienen a recibir
al que muere. El Manual de la Muerte. Nacimiento: anclaje de las
energ�as de un ser en un cuerpo f�sico. Muerte: retiro de los puntos de
anclaje de energ�as sobre el cuerpo. Dos caras de una misma moneda. No
hay raz�n para temer a la muerte. La Muerte es Vida.
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Despu�s de la Muerte
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Liberaci�n del Alma. Rotura del
cord�n plateado. Recapitulaci�n de hechos. Examen de conciencia. Entrada
en el Devach�n. �ngeles del silencio.Memorizaci�n en los �tomos
permanentes. Recapitulaci�n f�sica, emocional y mental. Tres d�as
sagrados y puntos de crisis. Personas ya fallecidas que vienen a ayudar.
La barca de Caronte. La atenci�n nos gu�a. Importancia de la misma
durante la vida. Morir cada d�a para pasar con bien este proceso.
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Conferencias sobre la
muerte, el proceso post-mortem y el devach�n
"La
muerte, t�cnicamente hablando, no es ausencia de vida".
Lo que son los Se�ores del Karma. La afinidad en el
proceso del nacimiento y
muerte. Los �ngeles del Destino.
El descanso o Devach�n. El temor a la
muerte. Caronte: �ngel del Destino. El aspecto k�rmico que
producimos. Los tres �tomos permanentes que poseemos y
el fen�meno de absorci�n y restituci�n. Visi�n de la
muerte en la pr�xima Era. El orgullo espiritual. El
fen�meno de la levitaci�n y el karma. Karma y gravedad.
Los signos del Disc�pulo Aceptado. El peso del
apego a los conocimientos y la v�a de la observaci�n que
lleva a la mente creativa.
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La muerte en una entidad d�vica y uno de los Se�ores del
Karma. La rotura del
cord�n plateado. Hay que
prepararse para morir, la
muerte es vida. El proceso
nacimiento-muerte. �C�mo definir�a la
muerte de los
ni�os? �Qu� ocurre en la
muerte por accidente? La
muerte
y la recopilaci�n de datos. Sobre el c�digo gen�tico.
Sobre la donaci�n de �rganos f�sicos. La incineraci�n y
su tiempo operativo. Sobre los seres subnormales y mong�licos. Sobre el c�digo gen�tico de un alcoh�lico o
un drogadicto.
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El paso de la muerte al nacimiento y viceversa, o la
Rueda de Sams�ra. "La Liberaci�n es la meta
suprema de la vida". El arte de
morir. Fases del
proceso de la muerte y nacimiento. La dificultad de
manejarse en otros planos. El asiento de los
recuerdos. Sobre la reencarnaci�n. Los trasplantes. La
fase Post-mortem. La
muerte y la afinidad Disc�pulo/Maestro.
La regulaci�n de las especies en los siete Reinos.
Relatividad del libre albedr�o. La obra de los Logos,
Maestros y su perfecci�n. Sobre las
muertes por
accidente. El suicidio. La renuncia al libre albedr�o.
La Iniciaci�n y la presencia del Guardi�n del Umbral y
el �ngel de la Presencia. El desapego y la
muerte.
Reencarnaci�n y entidades superiores.
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La Ley de Restituci�n o
muerte.Ley de
Nacimiento, Ley de Conservaci�n y Ley de Restituci�n.
Sue�o, muerte y continuidad de conciencia. De c�mo se
produce la muerte en los tres tipos psicol�gicos de
seres. Muerte y conocimiento de la misma. La preparaci�n
para la muerte. Los Iniciados y su dominio sobre el
proceso de la muerte. La vista et�rica y el correcto
contacto con los muertos. La visi�n de las formas y
colores, la audici�n del sonido. El Karma en los Reinos
y en el hombre. �Para curar: primero, estar sanos�,
la necesidad de armon�a al respecto. Cromoterapia y
curaci�n. Todos llegaremos a la Iniciaci�n. La buena
voluntad es la base de la curaci�n.
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Texto� |�
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Comentarios previos sobre la
muerte, sobre el proceso de
recapitulaci�n y el de iluminaci�n. Las tres etapas de
coordinaci�n de memorias o tres d�as sagrados. La
memoria y los �tomos permanentes. El paso del plano
f�sico al astral (La Nave de Caronte), y el aprendizaje
necesario. Desconexi�n del cuerpo et�rico del f�sico y
la recapitulaci�n. La
muerte y el contacto con los seres
queridos. El tiempo en el plano astral. Percepci�n del
�tomo permanente. Sobre el correcto tratamiento a los
muertos.
Muerte y b�squeda de la continuidad de
conciencia a trav�s de la atenci�n. El riesgo de la
invocaci�n a los difuntos y el karma adquirido. El
trabajo al despertar del sue�o nocturno. Diferencia
entre vac�o creador y continuidad de conciencia. Sobre
los ni�os prodigio. Sobre la mente abstracta.
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Texto� |�
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La historia y el err�neo enfoque de la
muerte. De c�mo
se produce la muerte y los tres factores esenciales: 1)
El cumplimiento del karma, 2) La retirada de la atenci�n
del Alma del veh�culo f�sico y 3) La falta de deseo de
vida que se apodera del Alma en encarnaci�n, producido
por la propia Alma. El proceso en el momento exacto de
la muerte f�sica. El Misterio del �tomo de Hidr�geno.
Los centros desconocidos en el hombre. Sobre el supremo
acto de morir y su belleza. Sobre la cremaci�n de
cad�veres. Sobre las momias y algunos experimentos
yoghis. Cuando se presenta la
muerte y sus preavisos.
Sobre el t�nel o Sutratma en la
muerte. Sobre la cesi�n
de los �rganos. El sacrificio del algunos Avatares. Los
ritos de los faraones. Sobre el comer carne.
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La vida postmortem. De c�mo se produce la
muerte y se
libera el Alma. La intervenci�n d�vica en la
muerte. El
paso por el Devach�n. El Avitchi. La
muerte se produce
con la ruptura del sutratma por medio de la intervenci�n
ang�lica. La recompensa en el Devach�n y los siguientes
pasos a dar en otras esferas. Los lazos familiares y de
pareja. El suicidio. La labor de aprendizaje en el
Devach�n.
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El Kamaloka o Purgatorio, ausencia del karma en el
Devach�n. La labor que se realiza en el
Devach�n y las
condiciones que rigen en dicho estado. El infierno o
estado de Avichi. De c�mo acelerar el proceso evolutivo
en el caso de algunos disc�pulos. Los magos negros no
pueden acceder al
Devach�n as� como los suicidas.
Estados de peligros de
muerte y contactos ang�licos. El
Devach�n como recompensa. Los recuerdos
devach�nicos, y
los contactos espiritistas. Experiencias m�s r�pidas en
almas evolucionadas. Sobre cascarones astrales, sobre
entes burlones y egregores et�ricos. La pornograf�a
ambiental: el mal del siglo, tabaco, droga, alcohol,
prostituci�n y sus consecuencias.
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El proceso de los cuerpos que son moleculares despu�s de
la muerte. El proceso de recapitulaci�n y de filtraci�n.
Nuestra visi�n distorsionada de las cosas. La
cremaci�n
y el proceso de rapidez en su descomposici�n. El Adepto
y su dominio de los cuerpos. El universo antag�nico. El
Logos, su crisis y los efectos en el hombre, la mutua
colaboraci�n y el proceso anal�gico de ambos. La
complejidad de comprender lo superior. La ley de
polaridad.
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La polaridad Nacimiento/Muerte y el per�odo de descanso
o Devach�n. Los planos y subplanos septenarios. La l�nea
de unidad mental de cada uno que va hacia el �ngel Solar
o Antakarana. El Sutratma. Los planos en el
Devach�n y
la cumplimentaci�n de lo deseado. El contacto definitivo
con el Yo-Superior. El Kamaloka y el Avitchi. Relaci�n
Alma/Personalidad. El mago negro y la p�rdida del Alma.
Relaci�n de la edad en el mundo f�sico y el astral.
Disc�pulo y Devach�n. Los deseos cumplidos en el
Devach�n. El error del miedo a la
muerte. El encuentro
con los familiares y el reconocimiento.
Descargar:�
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La muerte en una entidad d�vica y uno de los Se�ores del
Karma. La rotura del
cord�n plateado. Hay que
prepararse para morir, la
muerte es vida. El proceso
nacimiento-muerte. �C�mo definir�a la
muerte de los
ni�os? �Qu� ocurre en la
muerte por accidente? La
muerte
y la recopilaci�n de datos. Sobre el c�digo gen�tico.
Sobre la donaci�n de �rganos f�sicos. La incineraci�n y
su tiempo operativo. Sobre los seres subnormales y mong�licos. Sobre el c�digo gen�tico de un alcoh�lico o
un drogadicto.
Descargar:�
Texto� |�
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�A partir de qu� nivel se empieza a trabajar o se hace
contacto espiritual? �C�mo deben actuar los padres de
los ni�os con problemas? La medida de la responsabilidad
k�rmica. Los hijos de las familias sin amor. C�mo deben
trabajar los educadores de ni�os con problemas. La
vocaci�n �qu� es? �ngeles de las profesiones. C�mo
formar un grupo de curaci�n. El psic�logo de la Nueva
Era. Falsos mitos, falsos l�deres. Misi�n de los grupos.
El dinero y los disc�pulos. Meditaci�n para el uso del
dinero con fines Jer�rquicos. El Alma, �qu� es? La
manifestaci�n de Dios a trav�s de los Reinos y de los
Planetas. Sanat Kumara, sus cuerpos de manifestaci�n.
"Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba".
El Alma es la medida de la Creaci�n. La soledad. Los
vest�bulos inici�ticos. La obediencia a la Ley de Ciclos.
El desapego. La soledad y la
muerte. Liberarse del temor
a la muerte. La atenci�n como constante psicol�gica. �Qu�
podemos decir de Dios?
Descargar:�
Texto� |�
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La Muerte: Una Gran
Aventura
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Este libro es un muy buen
complemento para comprender el tema que se trata en esta p�gina. Es un
libro de recopilaci�n de todos los pasajes donde el Maestro Tibetano
Djwhal Khul dijo algo sobre la muerte. Luego de su lectura nos queda una
sensaci�n importante de que la muerte no era aquello que uno cre�a, sino
algo completamente diferente. Leer m�s sobre este libro aqu�.
�
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�
�Leer algunos
art�culos de Vicente Beltr�n Anglada:�
Abriendo espacios de
servicio para hombres y mujeres inteligentes y de buena voluntad
"Que la Humanidad constituya vuestro campo de servicio y
pueda decirse de ustedes que, conociendo los hechos
espirituales fueron parte din�mica de los mismos, que no
se diga que conoc�an estas cosas y no hicieron nada ni
se esforzaron por hacerlo. Tampoco permitan�que
el tiempo se deslice cuando
trabajan."��������������������������������������������