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[
Serena Expectaci�n
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Por
Vicente Beltr�n Anglada
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Todo en la Naturaleza sigue un
ritmo regular y c�clico, todo se realiza sin esfuerzo y sin
estridencias. El �nico eslab�n de la gran cadena que falla es siempre el
correspondiente a la Humanidad, el Cuarto Reino de la Naturaleza. La
conquista de la autoconciencia ha exigido de los hombres un tremendo y
prolongado esfuerzo, y la sensaci�n de este esfuerzo y su prolongaci�n
en el tiempo son una de las causas principales por las cuales los
�ngeles no han logrado introducirse todav�a en los ambientes sociales de
la humanidad. De ah� que unas de las principales cualidades arg�idas por
el Maestro como propiciadoras del contacto d�vico fueron siempre la de
la sencillez de mente, pureza de coraz�n y parquedad de palabras. En
estas tres sencillas reglas circunscribi� siempre el Maestro el proceso
del reconocimiento d�vico, el contacto consciente con su maravilloso
mundo y la ulterior fusi�n de auras, ang�lica y humana. Sintetizaba las
tres reglas en una clara e inspiradora frase, SERENA EXPECTACI�N.
La serena expectaci�n ha sido desde el momento en que fui
admitido en el Ashrama del Maestro, la nota clave de mi vida, pues no
hay sentencia que mejor refleje el prop�sito de un disc�pulo, henchido
de nobles aspiraciones espirituales.
"Tanto para el contacto d�vico como para el entrenamiento inici�tico, la
serena expectaci�n constituye el verdadero Sendero interno �nos
dec�a el Maestro. Incluso para comprender el significado de mis palabras
o el ritmo del entrenamiento, precisar�is siempre el estado psicol�gico
de serena expectaci�n. Los �ngeles son unas vidas muy distintas a
las de los hombres en ciertos aspectos, aunque todas las corrientes de
vida dimanen del Coraz�n silente de la Divinidad. No pod�is acercaros a
ellos seg�n vuestros m�todos de juicio anal�tico utilizados en vuestros
ambientes sociales, los cuales son a veces muy complicados, sino
acogi�ndoos a la Ley que rige su mundo, que es de paz pero tambi�n de un
incre�ble dinamismo. Son las fuerzas de la Creaci�n, son la
electricidad, el fuego vital que mora en el espacio y el extraordinario
dinamismo que rige la vida sustancial de todos los seres y todas las
cosas dentro del "c�rculo -no-se-pasa" solar. Existen en todos los
Planos y en todos los niveles. De ah� el gran enunciado esot�rico "hay
un Deva para cada hombre y un hombre para cada Deva", que parece sellar
ese pacto de amistad suprema que en etapas ulteriores unificar� en un
solo Reino a los �ngeles y los hombres."
Esta multiplicidad infinita de Entidades d�vicas, que se extienden desde
los grandes y exaltados Mahadevas del Sistema hasta los humildes
elementales constructores de la Naturaleza que construyen los agregados
m�s densos de la materia, constituyen un necesario y maravilloso campo
de observaci�n para los disc�pulos espirituales.
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En la actualidad -y les hablo desde un �ngulo muy concreto y positivo de
experiencia ashr�mica- grandes contingentes de �ngeles lograron
introducirse en ciertos niveles del Aura planetaria, y desde all� est�n
trabajando para el proceso de unificaci�n, introduciendo en las mentes y
corazones de los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo los
g�rmenes de la paz y del equilibrio social. Los planes ordenados por el
Se�or del Mundo se van cumpliendo as� lenta pero incesantemente en los
ambientes sociales de la humanidad, encendiendo dentro de los seres
humanos aquella llama perenne de afecto y comprensi�n de la que tanto se
halla necesitada la humanidad de nuestros d�as.
Al preguntarle un d�a al Maestro por el significado �ntimo de la
serena expectaci�n nos contest� que... "La serena expectaci�n
surge de la intenci�n espiritual o prop�sito mon�dico, pero para que
esta intenci�n pueda introducirse en el alma, precisa de las dotes de
atenci�n natural previamente desarrolladas �al menos hasta cierto grado�
por los disc�pulos espirituales del mundo. La l�nea de comunicaci�n
entre la intenci�n espiritual y la atenci�n mental se halla en el centro
Ajna, teniendo este centro su doble vertiente: una de car�cter superior
que asciende hacia el centro coronario y otra inferior que desciende
hacia el centro card�aco, la sede principal del trabajo del disc�pulo.
La atenci�n mental ha de regir los nobles impulsos del disc�pulo, el
cual debe estar tan atento a todo cuanto sucede dentro y fuera de s�
mismo, que nada pase desapercibido a su observaci�n consciente. Se trata
como ver�is -continu� el Maestro- de una regla psicol�gica que puede ser
aplicada por cualquier ser humano a la extensa red de problemas y
dificultades que rigen su existencia k�rmica. Pero advertid que esta
regla de atenci�n no ha de ser confundida con una mera disciplina
meditativa o con un simple ejercicio de yoga, a que tan aficionados
est�n actualmente un gran n�mero de seres humanos, sino que es una regla
social de convivencia. Estar atentos es un deber humano, no una mera
disciplina visualizando alguna meta de desarrollo ps�quico. Estableced
claramente esta diferencia y aprovechad su comprensi�n. En la medida que
vuestra atenci�n se vaya extendiendo a todas las �reas del ser, en la
medida que la intenci�n mon�dica pueda ser consciente de los tres mundos
del esfuerzo humano a trav�s de la profundidad de vuestra atenci�n,
ir�is siendo advertidos de cosas, de reinos y de mundos que todav�a
constituyen misteriosas inc�gnitas o lugares sagrados, velados todav�a a
vuestra investigaci�n espiritual. Pero en la asiduidad y profundidad de
vuestra atenci�n ir�is resolviendo con �xito vuestro intento como
disc�pulos. Resumiendo� �dijo el Maestro finalizando Su respuesta a la
cuesti�n formulada�, la serena expectaci�n es la intenci�n de Dios
expresando a trav�s de la atenci�n del hombre Su sagrado intento de ser
consciente de la vida de la humanidad, para liberarla de los
acontecimientos k�rmicos y elevarla luego a su m�s glorioso y elevado
destino".
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Fuente:
"Diario Secreto de un
Disc�pulo", p�g. 63/66�
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Recopilaci�n Serena
Expectaci�n�
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